EL MAR NO BASTA CON MIRARLO DE LEJOS
En el agua, lo que hace falta siempre es menos de lo que se lleva encima. En el mar, dentro de uno mismo, hay que sentir la misma energía de las olas. Porque bañarse es una forma de ser felices, una experiencia plena que se vive con todos los sentidos.
Y con un bañador Sundek como segunda piel, cada vez es el comienzo de una aventura. Es dejar atrás las reglas de la tierra firme. Es desnudarse de todo lo que pierde sentido en el mar, que nos lleva a lo esencial. El rito para entrar cada vez en un mundo líquido en el que la fuerza de gravedad se vuelve leve y donde se despierta nuestro espíritu acuático.
En cualquier lugar del mundo, Sundek permite disfrutar del sabor de la libertad y de la vida al aire libre: es una inmersión en la cultura del surf californiana, cuando en 1958 los colores luminosos empezaron a mostrar una vida ligera hecha de olas y de sol. Es un chapuzón entre los atolones del océano Pacífico colonizados por un pueblo de navegantes que custodia los secretos del mar, que ha donado a la humanidad el arte de cabalgar las olas sobre una tabla.
Es entrar en el agua con los colores del arcoíris, moviéndose con fluidez, y seguir llevando esos colores y esas sensaciones en el día a día, para vivir plenamente y con valentía.
Porque vestir Sundek significa, sin duda, sumergirnos en la parte mejor de nuestra vida.